La Identidad

La Identidad

¿Quién @#$%! soy? Es una de las preguntas favoritas de mi cuñada, y ella, una de mis personas favoritas para compartir una buena taza de café. Sentadas en el sofá de su casa, en sudadera y medias, no caben conversaciones ligeras; solo hay temas profundos, generalmente centrados en su expertise; la identidad. 

Cuando surge esta pregunta, la primera respuesta de la mayoría se centra en su título laboral, en lo que estudió, en dónde vive o con quién comparte la vida. Pero la verdad es que lo que tienes no es sinónimo de lo que eres. Cuando tu mente le da la misma definición a esas dos palabras, tu valor personal se convierte en una montaña rusa: en el momento en que dejas de poseer aquello que te da valor, sentirás tu vida en picada. 

¿Quién eres cuando no tienes nada? ¿Qué llevas en ti que nada ni nadie podrá quitarte? ¿Eres creativo? ¿Aventurero? ¿Generoso? ¿Resiliente? ¿Artista? ¿Intelectual? Esta pregunta no se responde tan fácil, porque esos títulos no te los da nadie: toca descubrirlos y apropiarse de ellos, toca abrazarlos, pero también, si uno quiere, dejarlos morir.

Mi cuñada diría que hay ciertos momentos claves en la vida en los que sentimos que perdemos la identidad: la maternidad, el matrimonio, mudarnos de ciudad. En mi caso, la maternidad me desdibujó. Todo lo que pensé tener claro dejó de tener sentido. Mi valor me lo daba lo que hacía a nivel laboral, y al enfocarme en ser mamá me encontré preguntando, una y otra vez: ¿Quién @#$%! soy?

Dessdibujarse da espacio para volverse a dibujar; no queda de otra. Son esas crisis la herramienta más poderosa para toparnos con nuestro verdadero ser, porque cuando no queda nada, toca salir a descubrir. Qué fortuna tener un canvas en blanco para ser quien quieras ser.

He entendido últimamente que la mujer crea vida, pero que a la vida siempre la acompaña la muerte. Si no dejamos morir las partes que no nos dejan avanzar, no podemos renacer en quienes queremos ser. Esa muerte siempre trae consigo un sentimiento de pérdida, pero solo así es posible pasar de gusano a mariposa.

La identidad no es algo fijo ni un título colgado en la pared. Es un proceso vivo, cíclico, como la mujer. Muchas veces, cuando sentimos un no se qué, una incomodidad, proviene de vivir una vida que ya no se siente fiel a quien somos hoy. Ahí es cuando toca vaciarnos, para volver a llenar.

Entonces querido amigo, amiga: 

¿Quién @#$%! eres?

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