La Abundancia

La Abundancia

Poder comprar el café de mi marca favorita. Abundante. Poder comprar el tiquete a Madrid en primera clase. Abundante. Poder quedarme en el mejor hotel. Abundante. Pienso esto mientras duermo en una hamaca, bajo un techo de paja, en vestido de baño, sin poder bañarme con agua dulce, y aún así sintiéndome abundante. ¿Qué es la abundancia, si no es lo que tenemos? Según la sociedad actual, tener muchas cosas. Pero, sin tener mucho, me invade una sensación de plenitud y de riqueza interior. ¿Será que hemos distorsionado su definición?

Nunca había valorado tanto una taza de buen café como en mi paseo a la Alta Guajira colombiana. En este pedazo de desierto donde toca preparar el tinto con agua de bolsa, los recursos básicos se sienten limitados. La tranquilidad, en cambio, se siente ilimitada.

Donde la escasez es tanta, hay más espacio para percibir que la abundancia también se encuentra en lo intangible. Donde el ruido externo no existe, el silencio enseña que aquello que nos pertenece a todos es donde radica la verdadera riqueza. En medio del polvo, se siente la abundancia en un atardecer, en la langosta recién sacada del mar, en las conversaciones profundas, en el deporte, en la grandeza de una duna, en conocer personas desde el ser.

¿Cuál es entonces una mejor definición de abundancia? Según Deepak Chopra, la abundancia es nuestro estado natural. El dice que el universo es infinitamente abundante y que nosotros somos parte de ese flujo. Esto quiere decir que la abundancia nos pertenece, que todos ya lo somos —no hay necesidad de prender una velita para tenerla—. Lo que pasa es que confundimos la abundancia con solo tener dinero, con poseer, quedándonos cortos en su definición. Es más bien una sensación de plenitud que no siempre está ligada a lo material. Abundancia es tener suficiente —y más— de lo que necesitas en cualquier área: amor, tiempo, salud, dinero, bienestar interior. El dinero es solo un pequeño eslabón.

Si te tomaras el momento de cambiar tu conciencia, no solamente tus acciones, esta definición seguro te hará muchísimo más sentido. Porque la verdadera abundancia no depende de cuánto tienes, sino desde dónde actúas. ¿Tu enfoque está en lo que falta? ¿En la escasez? ¿O está enfocado hacia la plenitud? ¿En lo que ya está? Cuando actuamos con una mente escasa, todo lo vemos como competencia: nunca será suficiente, alguien siempre tendrá más. Una mente abundante ve oportunidades para todos, se siente agradecida, expandida. Y mientras más se expande, sin duda, más recibe.

Replanteo entonces mi abundante: Trabajar en lo que amo. Abundante.
Tener el privilegio de recibir amor. Abundante. Tener salud. Abundante. Tener tiempo para tomarme un café con quien quiera. Abundante.

¿No será entonces que tú también ya eres abundante?

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